ESOFAGITIS EOSINOFILICA

¿Qué es?

Se trata de una enfermedad crónica que afecta al esófago produciendo una inflamación en el mismo que condiciona una serie de síntomas relacionadas con el mal funcionamiento del esófago. La esofagitis eosinofílica (EoE) es una reacción alérgica anómala causada por los alimentos, o en menor medida, por alérgenos ambientales, como el polen o el polvo. Los alimentos que con mayor frecuencia provocan la enfermedad son la leche de vaca, el trigo, los huevos y las legumbres.

El número de casos nuevos ha crecido significativamente en la última década, especialmente en Norteamérica y Europa. Afecta preferencialmente a niños y adultos jóvenes de sexo masculino y tiene una fuerte asociación con alergias a alimentos, alergias a metales, asma y dermatitis atópica.

La razón por la que el organismo desarrolla esa inflamación esofágica por eosinófilos no está clara, pero hay una activación del sistema inmune permanente que es responsable del acúmulo de eosinófilos. Estos eosinófilos invaden las capas del esófago produciendo una inflamación del mismo, que condiciona que la musculatura y los esfínteres no funcionen correctamente. Así se puede disminuir la luz esofágica o alterar el movimiento muscular normal, provocando un mal tránsito del bolo alimenticio, originando los síntomas.

Las manifestaciones clínicas de la EoE pueden variar según la etapa de la vida en la que nos encontremos:

  • En los niños cuando son menores de dos años: los síntomas son muy vagos e inespecíficos, suelen ser el rechazo a la toma de los alimentos y los vómitos.
  • En niños entre los dos y ocho años: se presenta como cuadros de vómitos, regurgitaciones, dolor abdominal o torácico; todo esto se asocia a una disminución de la toma de alimentos, pudiendo afectar al estado nutricional y conduciendo a un retraso del crecimiento.
  • En el adolescente y en el adulto la principal manifestación es la disfagia o dificultad al tragar. Suele ser crónica y de carácter intermitente. En casos extremos puede aparecer una impactación o atasco del bolo alimenticio en el esófago, no pudiendo pasar hacia el esófago ni ser vomitado, acompañándose de salivación muy abundante. Menos frecuentemente puede existir reflujo o dolor torácico secundario a espasmos de la musculatura del esófago.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la esofagitis eosinofílica se basa en los síntomas compatibles del paciente, unos cambios en el esófago visualizados en una gastroscopia y los resultados de la biopsia de la mucosa  del esófago que se toman durante la gastroscopia.

Dado que los síntomas no son exclusivos de esta enfermedad y que los cambios endoscópicos pueden hacer sospechar al endoscopista pero no sirven para confirmar el diagnóstico, el resultado de la biopsia es lo que determina el diagnóstico, por lo cual la gastroscopia es imprescindible. Para que se confirme el diagnóstico se deben analizar esas muestras de tejido esofágico al microscopio y corroborar la presencia de abundantes eosinofilos, en concreto han de presentar más de 15 eosinófilos por campo de gran aumento (medida de visualización de las muestras al microscopio).

Además puede ser necesario realizar un estudio por alergología, ya que los pacientes con esofagitis eosinofílica tienen mayor probabilidad de padecer alergias, dermatitis atópica o asma.

¿Cómo se trata?

La curación de la inflamación esofágica se puede conseguir mediante tres tipos de tratamientos: protectores de estómago (por ejemplo, omeprazol), corticoides tópicos (fórmulas viscosas o líquidas que se deben adherir a la pared del esófago) o la exclusión de alimentos de la dieta.

Todo tratamiento se debe pautar de manera aislada durante 6-8 semanas y la reevaluación de la eficacia se debe hacer con endoscopia y biopsias de control. No se deberían combinar diversas modalidades de tratamiento de manera simultánea en un mismo paciente, dado que en caso de respuesta, no podremos llegar a discernir cuál fue exactamente la opción terapéutica que logró el control de la enfermedad y, por tanto, la que deba considerarse mantener a largo plazo

  1. Tratamiento dietético: Es una primera línea de tratamiento muy efectiva y tiene la ventaja de ofrecer un tratamiento sin necesidad de usar medicamentos, aunque con el inconveniente de la dificultad de identificar el alérgeno alimentario responsable, eliminarlo de la dieta y el riesgo de inducir trastornos nutricionales en casos de alergias múltiples a alimentos básicos. La eliminación del alimento responsable debe ser mantenida, dado que es frecuente la recidiva al reintroducir los alimentos. Las modalidades de tratamiento dietético son las siguientes:
    • Dieta de eliminación según test de alérgenos: se retiran los alimentos frente a los que el paciente está sensibilizado en las pruebas realizadas de alergia alimentaria en sangre y en la piel. Su eficacia es intermedia en niños (49%) y muy baja en adultos (<25%). Estos resultados subóptimos están condicionados porque estas pruebas evalúan la reacción inmediata del paciente al contacto con los alimentos, mientras que la EoE está condicionada por una reacción alérgica anómala pero diferida (retardada) en el tiempo tras la ingesta del alimento responsable.
    • Dieta de eliminación empírica de alimentos: consiste en retirar de la dieta aquellos alimentos con mayor potencial alergénico (que incluyen trigo, leche, huevo, legumbres, frutos secos, pescado y marisco) durante seis semanas. Esta dieta ha demostrado ser eficaz en el 75% de los casos tanto en niños como en adultos. Si el paciente responde a la dieta, se deben reintroducir los alimentos individualmente con la realización de una endoscopia por cada alimento tras seis semanas de consumo del mismo. El objetivo final de la dieta es evitar únicamente los alimentos que se demuestre mediante las biopsias que provocan inflamación en el esófago. Los estudios realizados con esta dieta han evidenciado que los alimentos que más frecuentemente condicionan la inflamación son la leche de vaca (de largo el más común), el trigo y los huevos, y en menor medida, las legumbres, incluida la soja.
    • Dieta elemental: toda la alimentación se basa exclusivamente en batidos artificiales compuestos por aminoácidos incapaces de producir alergia. Es la dieta más eficaz (superior al 90%), pero exige prescindir de cualquier tipo de alimento normal, por lo que son inaceptables para la práctica habitual.
  1. Inhibidores de la bomba de protones (IBP): conocidos comúnmente como protectores de estómago, por ejemplo, omeprazol. Si bien no está claro el mecanismo de actuación de este fármaco, hoy sabemos que hasta la mitad de los pacientes pediátricos y adultos con sospecha de EoE alcanzan la remisión de los síntomas y la inflamación con estos fármacos. De estos dos tercios se mantienen estables con tratamiento mantenido con dosis bajas de IBP. La mayoría de los pacientes en tratamiento con IBP que recidivan suelen responder incrementando la dosis de IBP.
  2. Corticoides tópicos: La mayoría de los pacientes responden al tratamiento con corticoides tópicos, demostrándose una reducción de eosinófilos en las biopsias esofágicas. No hay una formulación aprobada especifica que esté comercializada pero existe una formulación buco dispersable que se ha ensayado concretamente para la EoE a base de Budesonida. Hasta ahora se emplean los compuestos usados para el aparato respiratorio. Los síntomas suelen recidivar al interrumpir el tratamiento.
  3. Tratamiento endoscópico: La dilatación endoscópica es eficaz para resolver las estenosis, pero no resuelve la inflamación subyacente, por lo que debe de ir combinada con las otras opciones terapéuticas que induzcan a remisión de la infiltración eosinófila.

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