HEPATOCARCINOMA

¿Qué es el hepatocarcinoma?

El hepatocarcinoma o carcinoma hepatocelular es el tumor primario más frecuente en el hígado. Es un tumor derivado de las células hepáticas, los hepatocitos. Se trata del 5º tumor en incidencia a nivel mundial, pero el segundo en mortalidad. Es más frecuente en varones y su incidencia aumenta con la edad. En la mayoría de los casos se asocia a un factor de riesgo conocido, como son las hepatitis virales (hepatitis B y hepatitis C), el consumo de alcohol o la exposición a tóxicos, como la aflatoxina. En la mayoría de los casos, estos tumores, se desarrollan en pacientes con una cirrosis previa, de modo que hasta un tercio de los pacientes cirróticos pueden desarrollar un hepatocarcinoma a lo largo de su vida.

¿Cómo se diagnostica?

Si el hepatocarcinoma se desarrolla en un hígado cirrótico, el diagnóstico se realiza. Normalmente. con pruebas de imagen dinámicas, es decir, que permiten ver cómo se comporta el tumor al inyectar un contraste. Estas pruebas son la ecografía con contraste, la tomografía computerizada (TAC) con contraste y la resonancia magnética (RM) con contraste. Si, por el contrario, el hígado no muestra datos de cirrosis/fibrosis significativa, será necesario realizar una biopsia hepática.

Como se ha comentado anteriormente, la cirrosis es una de las principales causas asociadas al desarrollo de este tumor, por lo que está indicado realizar un cribado con ecografía cada 6 meses en todos los pacientes cirróticos. Este cribado permite, normalmente, detectar lesiones de menor tamaño, subsidiarias de tratamientos curativos.

¿Cómo se puede disminuir el riesgo?

Una dieta sana y equilibrada y el ejercicio frecuente, son dos maniobras muy importantes para prevenir el desarrollo de esteatosis hepática, que es otra causa de hepatopatía crónica y también se puede asociar al desarrollo de un hepatocarcinoma.

La introducción de la vacuna de la hepatitis B, ha disminuido su incidencia de una manera muy importante, disminuyendo también el riesgo de desarrollo de hepatocarcinoma por esta causa.

Una vez establecida una infección viral, el tratamiento antiviral también disminuye el riesgo de progresión de la hepatopatía y del mismo modo, el desarrollo de hepatocarcinoma.

¿Cómo se diagnostica?

El tratamiento del hepatocarcinoma variará según varias consideraciones, las principales son: el tamaño y número de las lesiones y si se ha desarrollado sobre un hígado cirrótico o un hígado sano.

Cuando se diagnostican una lesión pequeña y única, se podrá tratar mediante resección (extirpación quirúrgica) si la función del hígado remanente lo permite o “quemando” la lesión con ondas de radiofrecuencia o microondas.

 Cuando existen varias lesiones, normalmente hasta 3, de pequeño tamaño y el hígado es cirrótico, existe la posibilidad de realizar un trasplante hepático, que permitirá extirpar el tumor y reemplazar el hígado que ya tenía una función disminuida por la cirrosis, permitiendo curar ambas patologías.

Hay pacientes en quienes el trasplante no es una posibilidad, ya sea por edad o comorbilidad (que presente otras patologías asociadas, por ejemplo, del corazón o del pulmón, que aumentan el riesgo quirúrgico). En estos pacientes o en aquéllos en los que el tumor tiene un tamaño importante, se pueden valorar tratamientos locales como la quimioembolización o la radioembolización. Son tratamientos que consisten en llegar al tumor a través de los vasos hepáticos e inyectar a ese nivel un quimioterápico o un radioisopo.

Finalmente, si el tumor ya está extendido, afectando a ganglios o con lesiones fuera del hígado, será necesaria una quimioterapia sistémica.

 

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